El inspector tosiò
Tenìa catarro y una guitarra
Una voz ronca, como tomueiz
Pero no era un inspector. Era un ex inspector
Ahora era investigador privado.
Y tenìa una secretaria,
Guapa, bollo y disponible.
Alarmada por la tos, la secretaria entrò en su oficina con sòlo con una toalla,
Dado que acababa de salir de la ducha.
Porque en esta oficina habìa tres habitaciones y un baňo
Y en verano la secretaria se duchaba allì, cada maňana, porque llegaba sudada, decìa.
El exinspector la espiaba por un agujero que habia hecho hacer a posta en la pared de su oficina.
No porque lo necesitara, sino porque le gustaba espiarla.
Tranquilizò la secretaria, que volviò al baňo a secarse. Y empezò de nuevo a tocar
El inspector, aunque fuera solo un exinspector, venìa llamado inspector por todos.
Tambièn por su secretaria
Por sus clientes.
Los amigos no, lo llamaban Ugo
Porque era su nombre de bautismo.
Ugo fumaba y tocaba la guitarra
Blues improvisados, vocalizando sin sentido.
A la secretaria le encantaba oìrlo tocar desde su habitaciòn
Las notas subìan y bajaban las escaleras
La secretaria tocaba las teclas del ordenador mientras chataba
El ventilador del techo giraba ruidoso
Y el telèfono no sonaba
No tenìa encargos
El ùltimo habìa sido el seguimiento de una adolescente de 16 aňos que se prostituìa a cambio de recargas telefònicas. Sòlo servicios orales.
Nada de particular.
Le habìan dado indicaciones precisas.no le debìan descubrir,sòlo tenìa que entender a dònde iba, fotografiarla en flagrante y llevarle las fotos al padre.
Y, sinceramente, no sabìa què habìa hecho el padre con aquellas fotos
Pero le habìan pagado bien, cinco mil para la precisiòn y el inspector preferìa meterse en sus asuntos.
Desde entonces habìa pasado casi un mes.
Habìa pagado a la secretaria, el alquiler de la oficina, las facturas, habìa hecho una compra de bunker antiatòmico (latas y comida liofilizada de larga conservaciòn; cerveza, 24 litros de agua mineral, cafè en polvo y soluble, cafè descafeinado, congelados de microondas) y habìa tirado todo el resto en restaurantes, libros, discos y deuvedès.
Pensaba a todo mientras tocaba.
Y era feliz.
Aquella vida le gustaba.
Mucho màs que cuando era inspector.
Sonò el telefono
La secretaria, como habìa dispuesto èl, respondiò a la tercera seňal.
La oyò declamar la litanìa ritual, y se preparò a coger la llamada.
Su interno sonò un par de veces, y el inspector, mientras, abriò la ventana.
Pensaba que era ùtil hacer escuchar al cliente el ruido de la calle.
Segùn èl era algo que metìa ansia.
Era un mujer.
Le pidiò encontrarlo. Y él, fingiendo hacerle una concesiòn, le diò cita para aquella tarde.
No le habìa gustado la voz de la mujer.
Pero se habìa inventado lo mismo una gran pelìcula.
Pensaba que quièn sabe lo buena que estaba.
Y sin embargo cuando llegò por la tarde, sus expectativas se rompieron.
Era una mujer minuta, delgadìsima, con el pelo de un color indefinido, que hacìa juego con el vestidito veraniego que llevaba, totalmente anònimo.
Si habìa algo, despuès, que odiaba en las mujeres era el bolso.
Ese bolso del coňo que siempre tenìan que llevar encima.
Los odiaba profundamente. No sabìa explicarse tampoco èl mismo por què pero los odiaba.
Y esta tenìa uno de èsos que era màs grande que ella.
Y el efecto era muy ridìculo.
Esta mujercita pàlida, seca, con un bolso gigante
Le molestaba
La voz dèbil y el tono flojo contrastaban con el bolso gigante.
Esto le llegò al inspector para juzgarla: tenìa que tratarse de una de esas personas que se muestran siempre humildes y sumisas, pero que despuès explotan con maldad a la primera ocasiòn.
Sabìa que tenìa que ser cauto y prudente.
Despuès de los saludos iniciales de rigor, el inspector intentò ir directamente al grano:
- Dìgame...
- Se trata de mi marido....-dijo la seňora lloriqueando y entregàndole una foto.
- Sì....-se limitò a decir el inspector mirando la foto y escondiendo una mueca de sorpresa.
- Desapareciò hace dos semanas. No lo veo y no sè nada de èl desde hace dos semanas.
- ¿No trabaja?
- No, se despidiò hace un aňo, tenemos un par de pisos...
El inspector decidiò que la seňora no le estaba contando todo. Probablemente tenìan otros ingresos, pero tampoco le importaba demasiado
- ¿Ha ido a la policia?
- No no quisiera que fuera oficial la cuestiòn
- Entiendo, seňora, antes de seguir le tengo que decir que hay unos costes, lo sabe, ¿verdad?
- Si, claro. Y sè tambièn que usted es un ex inspector de policìa, por eso le he contactado. Esto me dà màs seguridad. ¿Le van bien dos mil como antìcipo?
Mientras decìa esto la segnora sacò del bolso un sobre bastante gordo
- Perdone si le pago al contado –le dijo mientras le daba el sobre- prefiero que sea asì.-
Estaba claro que aquella era una mujer rica. A pesar de su aspecto, a pesar del poco cuidado de su persona, era una mujer rica.
Mientras cogìa el sobre el inspector empezò a cambiar de idea sobre los bolsos de las mujeres.
- Bien, ¿quiere una factura?
- No, no se preocupe...
- Vale, llegados a este punto le debo hacer una pregunta crucial. Es muy importante para mì y para mi trabajo. Y dado que me ha pagado tengo que hacer bien mi trabajo. Pero para hacerlo necesito que sea lo màs sincera posible y toda su confianza. ¿Està usted dispuesta a darme esta disponibilidad?
- Claro, inspector.
- Bien, dado que me ha contestado positivamente, ahora le tengo que pedir que me conteste a algunas preguntas.estas preguntan podrìan parecerle en algunos casos ìntimas, pero si tengo que hacer bien mi trabajo, necesito que me conteste, ¿està lista?
- Vale...
El inspetor cogiò una libreta y un bolìgrafo. Los colocò encima de la mesa
- Perfecto, ahora dìgame, seňora ¿usted trabaja?
- Sì
- ¿Què hace?
- Tengo una actividad...un pequeňo negocio de bisuterìa, artìculos de regalo..
El inspector tomò nota
- Entiendo... ¿Còmo iban las cosas entre usted y su marido?
- Bien, o sea, como siempre...
- O sea, còmo....
- Perdone, estoy un poco....
- La entiendo seňora, crèame pero es fundamental para mì tener el mayor nùmero de detalles posible
- Digamos que no hemos tenido nunca mucha intimidad...y en los ùltimos tiempos no la tenìamos para nada. Pero siempre nos hemos respetado mucho
Continuando a tomar nota, el inspector le hizo otras preguntas a la mujer
- ¿Ha tenido alguna vez la sospecha de que tuviera otra....relaciòn?
- No, esto no, tenìa pocos intereses, un par de amigos con los que se veìa raramente.
Una carcajada sofocada de la secretarìa llegò de la otra habitaciòn
Estaba, seguramente, chatando, pensò el inspector. Y estò le diò otra idea.
- ¿Su marido, por casualidad chataba? O sea... ¿.tiene un ordenador en casa?
- Sì, lo uso para llevar las cuentas del negocio, pero èl es negado. No es capaz de...
- Entiendo...me imagino que habrà probado a llamarlo al mòbil. ¿Està apagado o suena y no contesta?
- El primer dìa sonaba. Ahora ya no suena màs.
- ¿Cuàndo ha probado por ùltima vez?
- Ayer, creo....o igual antes de ayer.
- Bien, ¿me dà el nùmero de mòbil de su marido?
La seňora le dictò el nùmero y el inspector lo escribiò en su libreta.
- Ahora dème el suyo...
La segora se lo diò
- Bien seňora, antes de despedirnos, le tengo que pedir que rellene un formulario, de manera que podamos tener en archivo sus datos...sus generalidades y las de su marido....-
- Vale
El inspector llamò la secretaria y le hizo imprimir una copia del mòdulo-formulario.
La seňora rellenò el modulo y se marchò.
¡Joder, què suerte!!!, pensò el inspector mientras la seňora-ratòn salìa de su oficina.
Dejò pasar 5 minutos de reloj y luego llamò la secretaria
- Dìgame inspector...
A pesar de que entre ellos hubiera algo màs que una optima intesa, le gustaba que ella le tratara de usted.
El inspector sacò del sobre un billete de cien. Y lo agitò
La secretaria sonriò, diò la vuelta al escritorio, se sentò en sus piernas y le quitò el billete de las manos.
El inspector aprovechò la ocasiòn para palparle un poco el culo.
Y ella le besò el cuello, bastante tiempo y rièndose.
- Vète anda...-le dijo.
- Vale....-contestò ella.
Y se marchò dulce y suave como siempre.
En cuanto saliò se puso a trabajar.
Hizo un par de llamadas.
El hecho es que conocìa muy bien al marido de la seňora.
Era compaňero suyo de bachillerato. El màs listo de la clase. Un empollòn bien querido por lo disponible y sincero que era.ayudaba siempre a todos. Un poco gordito, con la cara rolliza, torpe en movimientos, el inspector habìa pensado siempre que era gay.
Despuès del bachiller el inspector entrò en policìa, mientras el empollòn habìa ido a la universidad lleno de esperanzas y buenos propòsitos.
Se perdieron de vista pero habìa sabido que plantò la universidad sin licenciarse.
La noticia se la refiriò otro compaňero de clase, con el cual habìa permanecido en contacto. Uno de esos que piensa que el tiempo del bachillerato sea el mejor y que pasa sus horas mejores a llamar a sus viejos compaňeros para organizar encuentros.
El inspector lo llamò en seguida.
- Hola, soy Ugo....-
- ¡Ugo! ¡Què tal! ¡Has llamado....!...-
- Bueno, sì, de vez en cuando...
- Nuestro instituto nos unirà para siempre... ¿Me has llamado por la cena?-
- Ser...
El inspector se interrumpiò habìa entendido que estaba organizando alguna cena de mierda de la cual no estaba aùn al corriente.
- No, ya lo sè todo...-dijo.
- Ha, ¿necesitas indicaciones para saber el camino?-
- No, en realidad querìa preguntarte si sabes algo de Antonio Tucci.-
- ¿Antonio? Sì, hablamos ayer, para la cena, ¿ por què?
- No, nada, digamos que me encontrè con su mujer y querìa hablarle...-
- Su mujer...me ha dicho que la dejò. ¿Fuè a verte?
- En cierto modo...
- Y de què te conocìa...o sea, quiero decir...
- No sè....-
El inspector no querìa que se supiera màs de lo necesario sosbre sus asuntos. sobre todo no querìa que supieran sus ex compaňeros de clase.
- Bueno si quieres localizarlo te doy el nùmero...tiene uno que su mujer no tiene... ¿tienes con què escribir?-
- Sì ,venga...-
Su ex compaňero le dictò el nùmero
- Vale gracias.
- No hay de què, entonces ¿nos vemos el sàbado?-
- No sè...el problema es que tenìa ya un compromiso...-
- Anda, ven-
- Venga, te llamo. ¿ Te lo tengo que decir en antìcipo?-
- Ya he reservado para veinte personas...-
- Venga, maňana o pasado al màximo te llamo-
La discusiòn continuò durante otros 5 minutos hasta que el inspector consiguiò quitàrselo de encima
Y llamò inmediatamente a Antonio al nùmero secreto.
- ¿Si?
- ¿Antonio?...Soy Ugo. –
- Ugo.... ¿Ugo?-
- Tercero b…¿te acuerdas?-
- ja-ja-ja, sì, claro, dìme. ¿Me estàs llamando por el sàbado?
- No, la verdad es que el motivo es màs serio....-
- ha...
- Vino tu mujer a mi oficina.-
El inspector hizo una pausa esperàndo una reacciòn de antonio.
- ¿A...a la comisarìa?....-dijo Antonio.
- No, ya no estoy en policìa. Ahora estoy en propio.-
- Entiendo....oye Ugo, resumiendo.Yo soy gay y no soportaba màs a mi mujer.esto es todo. ¿Te llega?
- Mira, Antonio te digo còmo estàn las cosas. Tu mujer me ha dado 2000 euros por antìcipo y yo en este momento necesito dinero asì que los cogì.no le he dicho que nos conocìamos porque temìa que pudiera complicar la situaciòn.
- Has hecho bien Oye, ¿ Me puedes cubrir aùn un poco màs?-
- Sì, claro. Despuès de todos los deberes que me has pasado.-
- Ya, oye Antò, ¿tienes intenciòn de decìrselo a tu mujer?-
- Sì Ugo, tengo solo que respirar un poco...no ha sido fàcil.-
- Cierto, obvio.e pido sòlo una cosa, cuando se lo tengas que decir, ¿te importarìa encontrarla aquì en mi oficina?.ya sabes, como cogì el dinero...-
- Si claro, es mejor, me parece una òptima idea.-
- Vale, entonces gracias por todo.-
- Gracias a tì Ugo. ¿Nos vemos el sàbado?
- No, no creo antò. Me tocan las pelotas estas cosas.
- Te creo, me acuerdo bien de tì. Vale, yo de todas formas irè. Te llamo dentro de 10 dìas y te pongo al dìa o llàmame tù cuando quieras. No le des este nùmero a mi mujer ¿he?-
- Ja-ja-ja es lo primero que harè-
- Vète a tomar por culo.-
- Hasta luego Antò –
- Hasta luego Ugo y gracias
- De nada, adiòs.-
Clic.
Habìa resuelto el caso en menos de un cuarto de hora.
Con dos llamadas.
La secretaria se reìa desde su despacho con el ruido de fondo del tecleo
Le habìa comprado una web cam. Probablemente estaba en videoconferencia con algùn pajero.
Ole a los pajeros, pensò el inspector. Mientras se daba la vuelta y cogìa la guitarra.
El ventilador en el techo giraba ruidosamente.
El sobre lleno yacìa ,tranquilizante, en el escritorio.
El inspector tosiò y atacò un giro de blues.
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